Es evidente que un buen descanso nos ayuda a reponer energía. El descanso y el sueño son fundamentales en nuestra vida, de hecho, es imposible llevar una vida sana y normal si existen carencias importantes de sueño.
Es importante pues, revisar nuestros hábitos de descanso y asegurarnos de que dormimos las horas necesarias para que nuestro cuerpo y nuestra mente se repongan del esfuerzo realizado durante la jornada. En ocasiones creemos que dormimos las horas necesarias pero no es así. Por ello debemos asegurarnos de que descansamos entre 7 y 8 horas, como mínimo. Hay que tener en cuenta que en ciertas etapas de la vida será necesario aumentar estas horas de sueño, puesto que nuestro cuerpo desgastará más energía. Al fin y al cabo, la naturaleza es sabia y debemos aprender a escuchar las necesidades de nuestro cuerpo.
Una vez revisados los hábitos de descanso, teniendo en cuenta que se duermen las horas necesarias y en un entorno idóneo para el descanso, todo debería marchar bien y no deberíamos sentirnos cansados o fatigados durante la jornada. Cuando el cuerpo ha obtenido el descanso y sueño que necesita, vuelve a estar preparado para rendir al máximo una jornada más.
Pero, ¿qué ocurre cuando, sin motivo aparente, nos sentimos demasiado cansados? Esto puede ser un síntoma de que existen problemas de salud. Por ello, es necesario acudir a nuestro médico con el objetivo de someterse a analíticas y estudios que puedan revelar si existe alguna carencia en nuestro organismo que nos impida sentirnos bien. En ocasiones, la carencia de algún tipo de vitamina o mineral nos hace estar bajos de energía. Una vez que el médico haya realizado los exámenes oportunos podremos determinar qué ocurre y qué tratamiento debemos seguir. Por ejemplo, los suplementos vitamínicos pueden ayudarnos en determinadas ocasiones a reponer energía. En cualquier caso es recomendable seguir los tratamientos siempre bajo supervisión profesional.
