¿Qué le pasa a tu piel cuando duermes poco?

¿Qué le pasa a tu piel cuando duermes poco?

Cada día de la semana las personas necesitamos unas horas de regeneración. El cansancio de la jornada nos vence cuando el reloj marca las once de la noche. Sin embargo, aún nos quedan muchas tareas por hacer que no pueden esperar a mañana. Cuando dormimos poco, no sólo el cuerpo sufre sus consecuencias, también la piel de nuestro rostro. De hecho, es el gran delator de nuestra falta de sueño: no consigue regenerarse del todo y muestra imperfecciones varias. ¿Por qué, cuando dormimos pocas horas y mal, nuestra piel no se regenera correctamente? Veamos algunas explicaciones:

  1. Recibe una menor cantidad de oxígeno: cuando dormimos profundamente, la sangre de nuestro cuerpo llega a la superficie del rostro. Una vez allí, empieza el proceso de oxigenación, cuyo objetivo es reparar la piel, ofrecerle oxígeno y aportarle nutrientes. Si tenemos un descanso nocturno de pocas o horas o, también, si dormimos a trompicones, no sólo estaremos cansados, sino que además lo pareceremos. Nuestro cuerpo, nuestra mente y la piel de nuestro rostro en particular delatarán la falta de sueño.
  2. La desintoxicación se interrumpe: durante la noche, la epidermis también libera todas aquellas toxinas que hemos absorbido durante el día y a las que hemos estado expuestos: el humo de los coches, la suciedad de la ciudad, la contaminación en el aire… Cuando te despiertas con más imperfecciones en la cara, es porque no has dormido lo necesario y no se ha completado el proceso de desintoxicación de la piel. Todas las bacterias se han mantenido en el rostro.
  3. No absorbemos todas las bondades de la regeneración celular: nuestra piel no sólo necesita que durmamos una cantidad de horas determinada, sino que descansemos de forma reparadora. Es el momento en el que alcanzamos el estado de sueño profundo o fase REM cuando nuestro cuerpo empieza el proceso de regeneración de las células afectadas durante el día. Cuánto más reparador sea nuestro descanso, más posibilidades de regeneración le ofreceremos a la piel del rostro.

Las personas, en la mayoría de los casos, podemos controlar el número de horas que dormimos. Sin embargo, la calidad de nuestro descanso puede escaparse de nuestras manos. Cuando tenemos preocupaciones, inquietudes o no hemos pasado un buen día, la cabeza nos da mil vueltas, los sueños se confunden con la realidad… no descansamos en absoluto. Aunque no podemos luchar contra esta situación, sí la podemos prevenir. ¿Cómo? Haciéndonos con el equipo de descanso adecuado, el que más se adapta nuestras necesidades.