¿Por qué no duermo bien?

¿Por qué no duermo bien?

Existen muchas y diversas razones por las cuales el sueño y el descanso pueden resultar poco reparadores. Se trata de razones que nos imposibilitan conciliar el sueño, o dormir bien o no obtener una buena calidad del sueño. De todas estas razones encontramos algunas totalmente inofensivas, que pueden corregirse con hábitos más regulares y estrictos, hasta razones más serias y potencialmente más peligrosas para nuestra salud.

A continuación detallamos algunas de ellas para que las tengas en cuenta, las evites y así puedas obtener un descanso y un sueño de calidad:

La incomodidad: Es una de las razones más poderosas. Por ello, es esencial tener un buen equipo de descanso que nos permita obtener confort y comodidad mientras dormimos. Un buen colchón, una buena almohada y una ropa de cama ligera y adaptable a la temperatura que deseamos y a nuestra manera de dormir.

Temperatura: Un dormitorio demasiado frío, húmedo o caluroso puede imposibilitar el correcto descanso.

Hábitos y rutina: Tener una rutina de sueño irregular es otro factor negativo en el descanso. Ir a la cama cada día a la misma hora y llevar a cabo la misma rutina todas las noches ayuda a preparar el cuerpo para el sueño. Incluso si tu pareja tiene el patrón de sueño diferente al tuyo puede afectar a tu descanso y puede hacer que te sientas siempre cansado.

Ejercicio: Se trata de otro factor fundamental, ya que los estudios demuestran que 30 minutos de actividad diaria, al menos 5 horas antes de acostarse, ayuda a mejorar la calidad  del sueño.

Alimentación: Nuestros hábitos alimenticios también afectan al sueño. Comer demasiado tarde puede afectarnos al conciliar el sueño, pero ir a la cama con hambre también.

-Evitar el tabaco, el alcohol y las bebidas con cafeína. Todo ello afecta a los patrones de descanso y puede ocasionar problemas para conciliar el sueño.

Estas son sólo algunas de las razones que pueden afectar a nuestro descanso. Hay muchas otras razones, algunas mucho más serias, que no son tan fáciles de ajustar, incluidas las cuestiones emocionales, problemas en el trabajo, el estrés, la ansiedad y preocupación excesivas y la depresión. Además, existen condiciones de salud que también desempeñan un papel serio en el sueño como los ronquidos, la apnea del sueño, el sonambulismo, las pesadillas, los terrores nocturnos, el síndrome de piernas inquietas y el autismo. Y en el caso de las mujeres, hay algunos factores adicionales, como por ejemplo temas hormonales que influyen directamente en el sueño.

Sea cual sea tu problema debes analizarlo y, en casos graves, consultarlo con especialistas para encontrar una solución al problema.