¿Sabes que la postura en la que duermes puede decir mucho de ti? Nuestra postura al dormir cambia a lo largo de nuestra vida, dependiendo de la época en la que nos encontremos, más agitada o tranquila, y de nuestra forma de ser. Esos cambios pueden afectar a nuestro descanso y, seguramente, los notaremos más en nuestra pareja que en nosotros mismos. A veces puede parecer que la cama se queda más estrecha y otras veces que es enorme debido al cambio de nuestras posturas de descanso.
Un estudio reciente realizado en el Reino Unido por expertos en lenguaje corporal asegura que la posición en la que dormimos define cómo es nuestra personalidad. Así, la posición fetal (de costado con las piernas flexionadas como la posición de un bebé) es la más común e indica que somos personas conscientes y ordenadas y que nos preocupamos más de la cuenta. También afirma que somos personas sensibles que necesitan cariño y afecto. La posición del suplicante (de costado y con los brazos unidos y estirados hacia el frente) es síntoma de que nos sentimos perseguidos o que anhelamos perseguir un sueño. Si dormimos boca abajo, con las piernas estiradas y los brazos flexionados sobre o debajo la almohada, es síntoma de que padecemos ansiedad, somos personas inseguras o atravesamos una mala época con nervios. Si dormimos de costado, con las piernas y la columna rectas, según el estudio, puede que seamos algo autoritarios y distantes, a la vez que traviesos y obstinados. Si por el contrario dormimos boca arriba con el cuerpo completamente estirado y los brazos pegados al cuerpo, indica que somos personas tímidas e introvertidas. Suele tratarse de personas muy reservadas que huyen del ruido y del tumulto y para las cuales la rutina, los horarios y las normas, son sus mejores aliados. Quienes duermen en la postura de la estrella de mar se tumban boca arriba con los brazos estirados hacia arriba, rodeando la almohada.
Las “estrellas de mar” destacan por ser personas altruistas, llenas de buenos sentimientos y con generosidad suficiente como para atender a quienes se les acercan, siempre que acudan a ellos con intenciones sanas. Su atención hacia los demás les permite hacer amigos rápidamente y, por lo general, evitan ser el centro de atención, pues prefieren quedarse en un discreto segundo plano en reuniones y grupos.
Pero lo más importante, más que la postura, es la calidad de nuestro descanso. Dormir entre 7 y 8 horas diarias es lo más indicado para descansar lo suficiente y levantarnos al día siguiente con energía.