Se acerca la época de exámenes. Para muchos estudiantes esto significa estrés, esfuerzo, tensión… Y menos horas de sueño. Muchos estudiantes se quedan hasta muy tarde estudiando y algunos incluso pasan la noche en vela. Un estudio de la Universidad Complutense de Madrid afirma que la falta de sueño influye de forma negativa en el rendimiento académico.
Dormir es una necesidad básica de nuestro organismo para reponer fuerzas. La falta de sueño tiene varias consecuencias en la vida cotidiana: cambios bruscos de humor, aumento del estrés… Esto puede agravarse en el contexto de exámenes, que de por sí conlleva tensión para muchos estudiantes. Por ello es fundamental no sacrificar horas de descanso, ya que a la larga los efectos pueden ser contraproducentes.
Pero, ¿Qué consecuencias tiene la falta de descanso en estudiantes? Además de cansancio, la falta de sueño afecta la concentración y la productividad. Dormir menos disminuye hasta un 40% la capacidad de asimilar todos los conocimientos estudiados. También afecta a la capacidad de razonamiento.
Al tiempo de estudio se suman otros factores que alteran la calidad del descanso de los estudiantes. El uso del móvil, la Tablet y otros dispositivos electrónicos confunden al cerebro con la luz que desprenden. Por ello conviene evitarlos antes de ir a dormir.
Pero en otros casos, son los nervios y el estrés que generan los exámenes los que dificultan sueño. ¿Cómo evitarlos? Se recomienda evitar alimentos estimulantes durante las cenas. También es aconsejable destinar las últimas horas del día al descanso y asimilar los conocimientos, no a la acumulación de más información. Una buena ducha o la meditación pueden ayudar a calmar los nervios y el estrés. Durante el día, dedicar un tiempo a practicar deporte también ayuda a liberar la tensión acumulada en el organismo.
Para mantener un buen descanso es fundamental respetar el ritmo de nuestro reloj biológico. Los días que dormimos poco alteran este ritmo interno. Como consecuencia, después es más difícil mantener una misma rutina de descanso. El mismo estudio revela que los jóvenes mantienen una rutina desigual, durmiendo más horas los fines de semana. Desde Velfont recomendamos establecer un horario similar para acostumbrar el cuerpo.
En este sentido no es recomendable sustituir las horas de sueño por pequeñas cabezadas o siestas. Aunque ayudan a aguantar el ritmo de los días de exámenes, dificultan mantener una buena rutina de descanso porque tienden a retrasar el sueño. Lo más recomendable es tratar de dormir unas siete u ocho horas cada noche. La siesta no debe convertirse en un hábito diario con el objetivo de compensar la falta de sueño. La siesta ideal debe durar media hora como máximo.
Dedicar horas al estudio y el trabajo es básico entre exámenes. Pero también es importante dedicar tiempo al descanso y la desconexión. De este modo, el rendimiento aumentará y el proceso de retener la información será más ágil. Un buen descanso puede ser la clave para que todos los exámenes vayan bien.
¡Esperamos que tengas un buen descanso!