Para conseguir un sueño profundo y un descanso reparador es muy importante mantener una rutina saludable y evitar los malos hábitos.
Es fundamental mantener, con pocas variaciones, un horario de sueño: ir a dormir y levantarse a la misma hora todos los días. Es recomendable que, incluso los fines de semana, el horario de sueño se mantenga estable. De este modo el cuerpo responde a la rutina y está preparado el descanso.
Leer o navegar por internet antes de dormir es un hábito muy extendido pero puede ser contraproducente. El cerebro, en lugar de relajarse, puede estimularse demasiado y retrasar el momento de dormir.
Tener un equipo de descanso en mal estado también puede perjudicar el sueño. Es fundamental invertir en una cama y un colchón de calidad y escoger la almohada adecuada a nuestra forma de dormir. Es una inversión de la que nunca se arrepentirá y que le dará buenos resultados. Invertir en descanso es un acierto seguro.
A la hora de ir a dormir, es importante tener la habitación lo más oscura posible y evitar la iluminación o el ruido de aparatos como el reloj o el despertador que pueden distraer nuestra atención y desvelarnos.
Cuando no se puede conciliar el sueño, es inútil permanecer más de 30 minutos en la cama intentando dormir. Los expertos recomiendan hacer algo que no requiera ningún esfuerzo o concentración, como balancearse en un sillón o mirar la televisión, para relajarse. De este modo, la mente se calma y vuelve a estar lista para el descanso nocturno.
Por último, no hay que olvidar que es muy recomendable hacer ejercicio a diario pero no antes de ir a la cama ya que el cuerpo se activa demasiado y necesita más tiempo para volver a relajarse. Lo ideal es hacer cualquier tipo de ejercicio unas 3 o 4 horas antes de ir a dormir.