El sueño es diferente en cada etapa de la vida y para conseguir un descanso óptimo debemos conocer las particularidades de cada etapa y edad.
En los jóvenes y adultos, aquellos de entre 19 a 65 años, el sueño suele ser lento durante el primer tercio de la noche, lo que representa de un 15% a un 25% del sueño total. Este grupo suele manifestar alteraciones del sueño debidas a estímulos importantes de tipo ambiental, físico o emocional. En los adultos es muy frecuente que las actividades diarias interfieran en los horarios y el patrón de sueño establecido.
Algunos estudios revelan que un 10% de la población adulta tiene problemas de insomnio crónico o dificultad para iniciar o mantener el sueño. La mala calidad del sueño puede provocar somnolencia durante el día y alteraciones anímicas o mal rendimiento, entre otras cosas.
Es importante que evitemos las consecuencias negativas que provoca dormir poco o mal. Se trata de establecer medidas para garantizar el buen descanso y mejorar la calidad de nuestro sueño para obtener una mejor vida y un mayor rendimiento físico e intelectual.