Según los estudios, existe una relación directa entre la actividad física que practicamos y la esperanza de vida. Si nuestro nivel de actividad no alcanza el mínimo hablamos de sedentarismo.
Las personas que realizan ejercicio de forma regular tienen la sensación subjetiva de encontrarse mejor que antes de realizarlo porque es necesario moverse para mantenerse funcional y evitar enfermar.
Beneficios de la actividad física para la salud:
Disminuye el riesgo de mortalidad por enfermedades cardiovasculares, previene el desarrollo de hipertensión arterial, reduce los triglicéridos y aumenta el colesterol HDL (el bueno), mejora la regulación de la glucemia y disminuye el riesgo de padecer diabetes, favorece las digestiones y la regularidad del ritmo intestinal, mejora el peso, ayuda a mantener y mejorar la fuerza y resistencia muscular y las articulaciones.
Incluso se ha demostrado que disminuye el riesgo de padecer ciertos tipos de cáncer, como el de colon.
Además, practicar ejercicio nos ayuda a conciliar y mejorar la calidad del sueño porque ayuda a liberar tensiones y mejora el manejo del estrés. Por ello, combate la ansiedad, la depresión y aumenta el entusiasmo y el optimismo. En cuanto al descanso, otra de las claves para una vida saludable y duradera, es muy importante saber que dormir bien y las horas necesarias son la base de una buena salud. El cuerpo tiene que descansar para hacer frente a las actividades cotidianas. Beneficios de un buen descanso: Cuando descansamos bien rendimos mucho más durante el día porque el sueño consigue que el cuerpo pierda parte del estrés generado durante la jornada. Durante las horas de sueño el organismo queda relajado y bajan los biorritmos para que nuestros órganos descansen. Durante el descanso el cuerpo libera infinidad de hormonas que mejoran el estado general del organismo, por ejemplo la hormona del crecimiento que necesitamos para aumentar el volumen muscular. Dormir bien refuerza el sistema inmunológico y nos hace más fuertes frente a posibles enfermedades. Se ha demostrado que las personas que descansan bien suelen tener un peso más adecuado que las que no lo hacen. Esto se debe a que dormir menos de 6 horas al día aumenta el apetito y la ingesta calórica, lo que a la larga nos lleva a engordar. Además, es necesario para evitar trastornos psicológicos y nerviosos. |