Los rellenos nórdicos también son para el verano

Los rellenos nórdicos también son para el verano

Con cada cambio de estación toca poner el armario a punto y así aclimatarlo a las nuevas temperaturas. Lo hacemos en invierno, sacando jerséis de lana o prendas de pana, y la tarea se repite cuando llegan las buenas temperaturas y los termómetros hacen que sobren los abrigos y el cuerpo nos pide prendas frescas, fluidas y de colores más vivos.

Es el clásico «cambio de armario», una rutina que también deberíamos aplicar a nuestros hogares. Desde retirar las mantas del sofá hasta cambiar los cojines del salón por otros que transmitan un aire más veraniego. Lo mismo con las sábanas y manteles. Deja a un lado los del invierno e introduce materiales como el lino o el algodón lavado, más adecuados para las altas temperaturas.

 

¿Y qué ocurre con el edredón nórdico?

A estas alturas muchos de nosotros nos hemos acostumbrado a tener esta prenda en casa ya que las ventajas de usarlo son infinitas. Es cómodo, por la rapidez y facilidad con la que podemos hacer la cama. También es muy estético y nos permite variar la decoración del dormitorio cada vez que cambiamos la funda nórdica.

Además, el relleno nórdico es una prenda fresca y ligera que no solo no nos proporcionará calor durante el verano sino que logrará mantener a raya la humedad. También es adecuado para prevenir la sudoración gracias a su capacidad para aislarnos de la temperatura exterior.

 

El gramaje adecuado

De modo que, si te estás preguntando si debemos deshacernos de él cuando llega el verano, la respuesta es que no es necesario. Basta con elegir el gramaje idóneo para cada temperatura. A mayor gramaje, mayor sensación de abrigo, y es que el gramaje determina la cantidad de plumones, plumas o fibras sintéticas que forman nuestro relleno nórdico.

Si tenemos esto en cuenta, en términos generales, para los meses de invierno, lo recomendable es recurrir a rellenos nórdicos con un gramaje en torno a los 300 – 400 gr/m2. En verano, en cambio, nos quedaremos con uno que, como mucho, tenga un gramaje de 200 gr u inferior. Eso sí, no te olvides del papel que juegan la calefacción y el aire acondicionado transformando la temperatura de casa.