Seguramente te ha pasado más de una vez: en un hotel, en casa de un amigo… sólo duermes bien en tu queridísima cama.
La textura del colchón, su ligera firmeza, la comodidad de tu almohada ideal, el tacto sedoso de las sábanas que tantas noches te acompañan… los echas de menos, y es que no hay nada mejor que tener tu propio refugio para descansar como un lirón. A nuestro cuerpo le cuesta acostumbrarse a las nuevas formas y texturas que experimenta, al menos durante la primera noche que pasamos en camas ajenas … Pero, ¿por qué? Un grupo de investigadores de la Universidad de Brown lo ha descubierto recientemente gracias a un experimento.
¿Qué hicieron? Medir la actividad cerebral durante el sueño profundo de 35 personas jóvenes y sanas que dormían en un lugar desconocido. El estudio, publicado en la revista Current Biology, evidencia que alguna cosa ocurre en el cerebro durante la primera noche que pasamos en esa cama que no es la nuestra: el hemisferio izquierdo da muestras de un estado de vigilia, mientras que el derecho duerme. Aunque parezca extraña, esta situación también se ha observado en otro tipo de animales: ballenas, aves, delfines… Tal y como afirma Masako Tamaki, uno de los autores de la investigación, a la edición digital de la revista Time, “el medio en el que nos movemos la primera noche (la cama de un hotel, la de un amigo…) es realmente nuevo para nosotros, así que puede ser que nuestro cerebro emplee un sistema de vigilancia para poder controlar el entorno y así poder detectar algo inusual”.
Aunque los resultados son significativos, aún queda mucho por investigar y numerosas preguntas por responder. Desde Velfont queremos insistir en la importancia de disponer de elementos de descanso que se adapten a nuestras necesidades. Además de dormir bien y recuperar fuerzas para la jornada siguiente, velaremos por nuestra integridad física: los productos más adecuados nos ayudarán a mantener una buena postura durante toda la noche.