Si sufres de insomnio ocasional, las noches en las que aparece, muy probablemente hayas probado todo tipo de remedios para tratar de solucionarlo y quizá no han sido suficiente. Aunque, a priori, pueda parecerte algo raro recurrir a la meditación para dormir puede ser una gran solución.
A pesar de que se trata de una práctica milenaria, la meditación está muy de actualidad. Cada vez son más las personas que recurren a ella ya que se trata de un método ideal para conectar con nosotros mismos y que, además tiene beneficios en el sistema inmunológico, a nivel cardíaco y un enorme potencial en la gestión de nuestras emociones. Sin embargo, los beneficios que nos interesan hoy son los que están estrechamente relacionados con nuestro descanso. Y son muchos.
La meditación nos ayuda a equilibrar nuestros niveles de estrés y de ansiedad produciendo en nosotros una serie de sustancias químicas que eliminan las sensaciones negativas y dan paso a un bienestar físico y mental. Viendo estos beneficios es fácil imaginar por qué practicar la meditación justo antes de acostarnos puede transformar nuestro descanso, más aún si tenemos un problema de falta de sueño.
Por eso si quieres descansar profundamente de ahora en adelante te animamos a introducir cualquiera de estas prácticas de meditación a tu rutina antes de irte a dormir. No te llevarán más de 15 minutos y, a cambio, ganarás muchas horas de descanso.
Eso sí, antes de empezar debes tener en cuenta que iniciarse en la meditación no es un proceso sencillo. Requiere disciplina y compromiso, solo practicándola de forma regular lograrás sacarle el máximo partido. Dicho esto, ahora sí, te compartimos 3 meditaciones para dormir profundamente.
1. Respiración consciente
Es una de las técnicas de meditación para principiantes más sencillas y que, además, es muy útil aplicarla para disfrutar de un mejor descanso.
Tú eliges si hacerla tumbada o sentada sobre la cama, lo más importante es que te esfuerces en despejar tu mente y te concentres en tu respiración.
Inhala profundamente y sé consciente de ello. Retén el aire unos segundos y expúlsalo. Hazlo lentamente, sintiendo cómo el aire pasa por tus pulmones hasta dejarlo salir y con él todos tus problemas y preocupaciones.
2. Cuenta atrás
Esta técnica es sencilla, pero requiere que de tu máxima atención para hacerla bien.
De nuevo, acuéstate en tu cama. Esta vez, puedes elegir la postura en la que te sientas más cómodo –boca arriba, de lado, en posición fetal…–. Cuando estés en tu posición de relajación, cierra los ojos y empieza la cuenta atrás desde cien hasta cero y, a la vez, imagínate sumergiéndote en el mar.
Es muy probable que en plena cuenta atrás tu mente se vaya a otros pensamientos, debes tratar de volver cada vez al mismo punto en el que te habías quedado.
3. Ruido blanco propio
Apaga la luz y métete en la cama, igual que harías si fueras a dormir. En esta posición, estirado en la cama boca arriba, cierra los ojos y emite un sonido monótono y sin sentido. Repítelo 3 veces y cambia a otro. Así durante 15 minutos y, a la vez que emitas los sonidos céntrate en relajar distintas partes de tu cuerpo.
Te lo mostramos con un ejemplo: Empieza con un «bo, bo, bo…» y, a la vez, pon toda tu atención en relajar los pies. Sigue con un «mi, mi, mi», pero esta vez, relaja la mandíbula. Sigue así hasta que hayas hecho lo propio con todas las partes de tu cuerpo, desde los brazos a la lengua. La repetición de sonidos hará las veces de ruido blanco y te provocará un efecto muy similar.