La famosa siesta, algo muy español, cada vez es más conocida mundialmente. Muchos médicos y especialistas, a nivel mundial, la recomiendan y coinciden en sus propiedades beneficiosas para la salud. Tenemos la creencia de que solo los españoles echamos la siesta, pero en realidad, en muchos países la practican. En Estados Unidos, algunas compañías importantes y de renombre han instalado Nap Lounges, salas oscuras con sillones para que los empelados efectúen un breve descanso que les permita incorporarse al trabajo con más energía.
Algunos estudios recientes demuestran que la siesta es beneficiosa para la salud, siempre y cuando dure menos de una hora, incluso es necesaria en niños para su correcto desarrollo. La siesta en los adultos tiene efectos muy beneficiosos como por ejemplo, reducir el estrés y el riesgo de padecer infartos. En realidad, resulta de gran ayuda para recuperar fuerzas y afrontar el resto de la jornada con energía. Incluso está demostrado que puede tener efectos beneficiosos para la memoria. La siesta, además, nos ayuda a hacer una correcta digestión.
Cuando alargamos la siesta más de una hora puede provocar insomnio o alterar nuestro ritmo y sueño nocturno, pero si no se alarga más de 20 minutos o 30, jamás será causa de insomnio. Lo ideal es no alargar la siesta más de lo recomendable porque se anulan sus efectos beneficiosos y altera nuestro ritmo. En ningún caso la siesta equilibra las noches cortas de sueño, es imprescindible dormir las horas justas y necesarias durante la noche, es cuando el organismo está preparado y diseñado para dormir. La siesta nunca es un sustituto de las noches en vela, tan sólo nos permite recargar pilas.
De modo que, en conclusión, la siesta tiene efectos beneficiosos para nuestra salud pero no debemos extenderla más de 30 minutos.