La postura a la hora de dormir es algo que nos preocupa. Seguramente tú mismo hayas buscado alguna que otra vez cuál es la mejor posición y, aunque en el caso de los adultos no existe un consenso tan claro como en la posición recomendada para dormir a un bebé, la realidad es que los expertos recomiendan hacerlo mirando al techo, evitando dormir boca abajo. Pero, ¿qué ocurre cuando nos duele la espalda?
El dolor de espalda y cervicales puede aparecer por diferentes motivos. Un mal gesto, un sobre esfuerzo o adoptar una mala postura… Son causas frecuentes y a veces prevenirlo escapa de nuestro control –aunque estos consejos nos pueden ahorrar parte del sufrimiento–. Lo que sí podemos hacer es intentar que la situación no empeore durante la noche. Para ello deberemos pararnos a pensar qué almohada y colchón se ajustan más a nuestras necesidades y, sobre todo, qué postura para dormir es la más adecuada para cada tipo de dolor de espalda.
1. Dolor en la parte media de la espalda
Si el problema está en la zona dorsal, lo ideal es dormir de lado. De esta forma, favorecemos la curvatura de la columna y conseguiremos aliviar las tensiones acumuladas en esta parte de la espalda.
En el caso de que esta postura te sea muy incómoda o te moleste en exceso puedes colocarte boca arriba. Eso sí, nunca duermas boca abajo el dolor podría acentuarse y la situación empeorar ya que al dormir boca abajo estamos añadiendo más presión a la altura media de la columna vertebral y, eso es precisamente, lo que buscamos evitar.
2. Dolor en las lumbares
En el caso de que el dolor se acumule en la zona lumbar podrás elegir entre dormir boca arriba o de lado. La postura queda a tu elección. Sin embargo, es condición indispensable colocar una almohada extra o un cojín justo por debajo de las rodillas. Esto te permitirá flexionar ligeramente las piernas mejorando así la curvatura de la lumbar durante la noche.
3. Dolor en las cervicales
Cuando nos duelen las cervicales debemos tratar de buscar una postura a la hora de dormir que se adapte perfectamente a la curvatura natural que tiene la columna vertebral. Esto lo conseguimos recostándonos de costado. Con el mismo objetivo, el de conseguir una línea recta entre cabeza, columna vertebral y caderas deberás elegir tu almohada ideal. Esto es, que no sea ni muy alta ni muy baja. Tampoco muy dura o muy blanda.
Bajo ninguna circunstancia deberías dormirte boca abajo. Esta posición te obligará a girar la cabeza para poder respirar con normalidad forzando la curvatura de las cervicales y provocando más tensión muscular y más dolor.