Quizá pienses que estar siempre cansado es algo lógico teniendo en cuenta el ritmo de vida frenético que llevas. Sin embargo, sentimos decirte que no, que sentirse siempre agotado no es normal.
Puede que hayas pasado una mala noche y eso te pase factura al día siguiente, o incluso que una semana intensa de trabajo se traduzca en un exceso de sueño. Eso es cansancio puntual, pero lo de sentir que no remontas, que por más que duermes no descansas y que te hayas vuelto adicto al café se conoce como fatiga crónica y poco tiene que ver con el descanso y mucho con tus hábitos de vida.
¿Quieres saber qué explica que tú estés tan cansado y, sobre todo, qué puedes hacer para recargar pilas? Aquí van 8 razones y su solución:
1. No estás comiendo bien
Tanto si te saltas el desayuno porque vas justo de tiempo por las mañanas, como si te olvidas de comer porque tenías demasiado que hacer al medio día o si prescindes de la cena para mantener la línea, en cualquiera de estos 3 casos estás cometiendo un error que está condenando tu sueño. Y es que comer poco nos debilita. Lo mismo ocurre si comemos en exceso y basamos nuestra dieta en alimentos cargados de azúcar que nos roban la energía. Mejor, en la cena, elige estos alimentos.
2. No haces suficiente ejercicio
¿Te pasa que, cuando estás muy cansado, evitas el gimnasio porque piensas que te quitará aún más energía? Estás equivocado. El ejercicio aumenta la frecuencia cardíaca, activa el metabolismo y favorece la circulación. Ponte en marcha y practícalo de forma regular, notarás como mejora la calidad de tu descanso.
3. Trabajas en tus vacaciones
Nos lo piden los expertos: debemos desconectar del email y del trabajo en nuestros periodos de descanso. Y como rato de descanso cuenta tanto si estás un jueves de cena como si estás de vacaciones en Bali. No hacerlo nos obliga a estar en estado constante de alerta, ansiedad y cansancio. Si conseguimos olvidarnos del trabajo, la creatividad y la productividad nos estarán esperando a la vuelta al trabajo.
4. Exceso de perfeccionismo
Querer hacerlo todo perfecto nos lleva en la mayoría de ocasiones a trabajar más, en mayor intensidad y por más tiempo del necesario. No somos conscientes de que ese trabajo extra dedicamos no siempre da sus frutos y por el contrario sí que nos resta una dosis de energía que nos vendría de maravilla dedicar a otras actividades. Así que ya lo sabes, olvídate de metas irreales y céntrate en conseguir los mejores resultados posibles.
5. Déficit de hierro
De los niveles de hierro depende la cantidad de oxígeno que llega a nuestros tejidos. Por norma, la falta de hierro se relaciona con la anemia, pero hay otros síntomas como: uñas quebradizas, palidez, fuertes dolores de cabeza y cansancio. Consumir alimentos ricos en hierro es imprescindible, pero si crees que te encuentras en esta situación lo mejor es que acudas a tu especialista para que te asesore sobre cómo restablecer tus niveles de hierro.
6. Demasiado vino por la noche
Tras varios estudios y voces de expertos a los ciudadanos de a pie todavía no nos queda muy claro si tomar una copa de vino al día es bueno o malo para la salud. Lo que sí tenemos claro es que tomarla por la noche, justo antes de acostarnos, es contraproducente si lo que queremos es dormir bien. Y es que, aunque a priori el vino tiene un efecto sedante, la realidad es que al metabolizarse pone en marcha nuestra adrenalina despertándonos en mitad de la noche. Así que ya sabes, ¿quieres dormir del tirón? Toma la última copa mínimo 4 horas antes de irte a dormir.
7. El error del fin de semana
Es un clásico: el viernes y/o el sábado alargamos la noche y nos vamos a dormir más tarde de lo normal. Una falta de sueño que intentamos compensar durmiendo la mañana del domingo. Sin embargo, por muy bien que te siente esto debes saber que te haces un flaco favor. La consecuencia es que el domingo no conseguirás dormirte y el lunes te levantarás deseando que el fin de semana tuviera un día más. ¿Nuestro consejo? Duerme la siesta. Eso sí, que no dure más de 20 minutos.
8. Más agua
A menos agua en nuestro cuerpo, más deshidratación y más cansancio. A nivel interno lo que ocurre es que el corazón es menos eficiente y ralentiza su entrega de oxígeno y nutrientes a los músculos y órganos. Si quieres dejar de decir eso de «estoy siempre cansado», no te olvides de beber tus 2 litros de agua diarios.