Decálogo de la buena siesta

Decálogo de la buena siesta

La mayoría de nosotros no duerme cómo ni cuánto debería. En nuestra sociedad es habitual que el ritmo de sueño natural esté distorsionado tanto por los horarios que seguimos como por cuestiones como el estrés, la ansiedad o el insomnio.

A esto hay que sumarle el hecho de que solemos dormir por debajo de lo que nuestro cuerpo y mente necesitan.  Por norma general el sueño de los adultos no supera las 7 horas de promedio y, lo que es peor, pocas veces se trata de un sueño continuo y profundo a lo largo de la noche.

Prolongar esta situación en el tiempo se traduce en somnolencia, aumento de peso, problemas circulatorios… La falta de sueño llega, incluso a impactar en nuestro trabajo. 

Es por esto que algo tan tradicional como la siesta gana día tras día decenas de adeptos en todo el mundo. Sus beneficios lo explican: mejora nuestro funcionamiento cognitivo, nuestra productividad, nuestros reflejos, nuestra memoria a corto plazo hasta nuestro estado de ánimo.

Eso sí, para que dormir la siesta no sea contraproducente deberás cumplir sí o sí con una serie de reglas que te resumimos en este decálogo de la buena siesta.

1. Duración. Este descanso en medio del día no debería durar más de 30 minutos. Esta sería una siesta perfecta, sobre todo, si lo que buscamos es recuperar algo de energía pero volver a nuestras obligaciones casi sin darnos cuenta.

2. Usa la alarma. No confíes en que te despertarás. Programa una alarma a los 20 minutos y otra que suene pasados los 30. Si con la primera notas que necesitas descansar algo más, duerme 10 minutos más, pero no excedas ese tiempo si no quieres despertarte con una sensación parecida a la resaca.

3. Apaga la luz. Tanto la de la habitación en la que te encuentras como la de las pantallas que están a tu alrededor. La iluminación azul de estas últimas boicotea gravemente nuestro descanso. No hace falta que te quedes completamente a oscuras, pero sí trata de crear un ambiente más nocturno.

4. Ropa cómoda. En la medida de lo posible, no duermas la siesta con la misma ropa que has ido a trabajar. En primer lugar, porque puede arrugarse y, en segundo lugar, porque te impedirá descansar cómodamente.

5. Usa la cama. El sofá suele ser el mueble elegido para la siesta de la mayoría de mortales, sin embargo, para muchos expertos no es suficiente. La cama es una mejor opción, porque en ella podemos tumbarnos completamente, taparnos si queremos y, sobre todo, evitar una mala postura que nos provoque dolores de espalda y/o cuello.

6. Objetivo, cero ruido. Son solo 20 – 30 minutos de descanso con lo que si queremos sacarles el máximo partido deberemos ponérnoslo fácil y si en nuestro entorno el silencio brilla por su ausencia, no lo conseguiremos. Apaga todos los dispositivos sonoros y, si aún así te cuesta quedarte dormido, puedes recurrir a los tapones o bien al ruido blanco, conseguirá que descanses mejor.

7. El momento perfecto. Si sueles quedarte dormido justo después de comer, trata de retrasar el momento unos minutos, así evitarás alteraciones digestivas. Del mismo modo, procura dormir la siesta entre las 2 y las 4 de la tarde, es cuando nuestras neuronas están más preparadas para el sueño diurno.

8. Si tienes insomnio… debes evitarla y es que este sería el único caso en el que dormir una siesta tendrá más males que beneficios. Si sueles pasarte las noches en vela, trata de mantenerte activo y así llegar más cansado por la noche.

9. Recuperación. Si has cumplido con la norma de los 30 minutos, seguramente te despertarás y te sentirás fresco y activo. Esto puede empujarte a sentarte frente a un trabajo que requiera mucha concentración o incluso a realizar una actividad física muy intensa demasiado pronto. Date margen, debes recuperar el ritmo.

10. No al café. Puede que tras una larga noche en vela, este descanso no haya sido suficiente y necesites alguna sustancia excitante para el resto de la tarde, pero lo ideal es que las evites, por el contrario, hidrátate bien los instantes después de dormir la siesta y durante el resto de la jornada.

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