Rápido y fácil en tres simples pasos
Muchos de nuestros lectores os habréis preguntado si es necesario lavar la almohada, incluso si lavamos asiduamente las fundas.
Lo ideal es lavar la almohada al menos una vez al año, para eliminar ácaros, hongos y bacterias que se hayan instalado en nuestra almohada y creado su propio ecosistema en ella.
Excepto las almohadas de plumas, de material viscoelástico y de látex, el resto se pueden lavar de manera sencilla en nuestra lavadora, acabando con los microorganismos y dejándolas como el primer día.
- Introduce la almohada en la lavadora con agua a una temperatura máxima de 40º (hablamos en este caso de las almohadas de fibra de Velfont. Si tu almohada es de otro fabricante, conviene que sigas las instrucciones de lavado de la etiqueta) y un poco de detergente y suavizante. Para un ahuecado perfecto, introduce un par de pelotas de tenis en el tambor para que se muevan durante el lavado.
- En primer lugar, sécalas colocándolas en una superficie lisa, sobre un par de toallas, dándole la vuelta de vez en cuando para evitar que la humedad se acumule por una sola cara. De esta forma, eliminarás una primera capa de humedad.
- Después sácalas al aire libre y deja que se sequen del todo.
Si somos reacios a meter nuestra almohada en la lavadora podemos también obtener un buen resultado lavándola a mano, aunque para ello sea necesario un poco más de tiempo.
- Introduce la almohada en un recipiente grande o en una bañera, con agua tibia y jabón.
- Una vez húmeda, deberás oprimir la almohada metiéndola y sacándola para extraer toda la suciedad.
- Enjuaga la almohada metiéndola y sacándola de la misma manera que hemos realizado el lavado. Antes de acabar con el enjuague, agrega una cucharada de amoniaco para uso doméstico y realiza un par de enjuagues más.
- Puedes secarla directamente al aire libre. Es importante ponerla a secar en un lugar plano e irle dando la vuelta para evitar que la humedad se acumule en una sola cara.
Y listo, ¡A estrenar almohada!